Javier Ramírez y Mercedes Jiménez

La idea del ligalismo plantea no más —ni menos— que la propuesta de integración de elementos artísticos, científicos y didácticos en una plataforma de expresión común, en la que la interacción de la diversidad sea nexo de participación del espectador con el contenido de la propuesta. 
A lo largo del siglo XX las manifestaciones artísticas se identificaron en gran medida con los rasgos definidores del individualismo. El artista y, como consecuencia, el Arte, enfatizaron su función de referencia diferenciada como única, dirigiendo la mirada del espectador hacia lo singular con el propósito de establecer contrapuntos de interpretación del espacio socio-cultural. En el siglo XXI, este modelo deviene insuficiente: en un mundo en el que participación colectiva se hace imprescindible, en el que las socio-tecnologías permiten, no ya el acceso al conocimiento, sino su modulación colaborativa, el artista –los artistas– buscan nuevas fórmulas de expresión aunando diversas fuentes de conocimiento y comunicación.
A partir de estos presupuestos y tras la propia experiencia creativa de diversos autores reconocidos que conjugan la plástica pictórica con esencias científicas, ligado a la enorme fuerza expresiva del arte flamenco y la literatura en un marco de nuevas sugerencias poéticas y visuales, cabe también plantear que surgen de un espacio concreto, Andalucía, que quiere a su vez establecer nuevas relaciones con otros ámbitos, o dicho desde los presupuestos teóricos que dan vida a este proyecto, establecer relaciones de ligalismo con otros ámbitos culturales, sabiendo que estos intercambios de ida y vuelta amplían siempre el horizonte cultural.

Fotohistoriador el primero, documentalista la segunda

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